lunes, septiembre 10, 2007

Dulce Hogar

Acabo de llegar a mi departamento. Creo que me gusta eso de todos lo días, elegir un botón del ascensor y esperar que la tecnología haga lo suyo, luego buscar las llaves que nunca encuentro, abrir la puerta, estar en el tercer piso y nunca en la vida haber sufrido de vértigo, a pesar de que mi experiencia en caídas debería decir lo contrario.
Tengo un vaso con coca-cola en el piso, cerca de mi pie izquierdo, no escucho música, no tengo ganas de escuchar a otra gente con sus propios ruidos o historias. Me queda afinar detalles en un diseño que parece nunca acabará, porque de energía poco tengo al comenzar la semana. ¡Y qué semana! aunque aún exista gente medio optimista caminando por las calles, siguiendo el ritmo de sus pasos al caminar y no el del horario que todo lo deja rápido.
A pesar de eso, me gusta vivir aquí. Me gusta aprovechar las dos horas que me quedan libres antes de seguir planeando trabajos. Vida de soltero libre y endeudado de soledades.
Quería verte.
Marqué tu número: buzón de voz. Y yo no sirvo para ese tipo de mensajes, nunca sé qué decir o cuál es el asunto puntual para llamarte. Sólo verte, pero eso de qué sirve si a ti eso ya te lo habrán dicho muchas veces antes.
He pensado que quizás al escribirte alguna carta me respondas con suerte. A tí, que te gusta tanto escribir cartas de amor.
Quiero verte, hoy también quiero verte.

2 comentarios:

Lala dijo...

pero quizás no sea necesaria una carta. pensalo así, un "quiero verte" dice mucho más que aquello que le entra en sus dos palabras. silencia más de lo que dice, es cierto, pero aunque en silencio, comunicamos igual.
besos!

- ÞÅü|Å - dijo...

endeudado de soledades. O con la soledad desbordándose hasta de los bolsillos?
Me gustó.......... de todos modos

mmmmm, te parece “un” poco curioso? O poco curioso?


Hola.